Thursday, November 16, 2006

Sobre la lectura Número 1
Por Javier Vega Gómez

Intentaré no realizar tan solo un ejercicio de extracción de ideas fundamentales sino que trataré de trabajar sobre el texto, es decir añadiré, comentaré y criticaré la reflexión a la que este texto de Gino Longo nos invita. Tomaré como punto de partida la definición que en el texto se nos aporta del concepto ciencia, la cual se le debe a J. Schumpeter. Ésta reza así:

Es ciencia cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Estos esfuerzos producen hábitos mentales –métodos o técnica- y un domino de los hechos descubiertos por esas técnicas.

Resultan muy interesante las conclusiones que entorno a esta definición podemos obtener. En primer lugar al señalar que la ciencia es un tipo de conocimiento que tiene como objeto autoperfeccionarse se está haciendo mención, a mi entender, al carácter acumulativo de la misma. Es decir Schumpeter está resaltando que la ciencia es una construcción que se apoya siempre en descubrimientos científicos anteriores. Esto tiene como consecuencia que se introduzca el elemento sociedad, ya que ciencia carecería de sentido si se realizara desde, por y para un solo individuo, ya que necesita de soportes anteriores y a su vez construye andamios para una futura construcción científica. Tocado el tema creo que resulta interesante identificar cuál sería el andamio fundamental y primario que sustenta y posibilitó el acontecer científico que llega hasta nuestros días. Este punto sustentador se encontraría en la Revolución Científica acontecida entre 1500 y 1700. Ésta Revolución Científica enseñó a los hombres a pensar de otra manera, cambió la forma en que los individuos percibían el mundo, Bronowsky señala que este cambio llevó “de un mundo de cosas ordenadas con arreglo a su naturaleza ideal a un mundo de acontecimientos que se operan dentro de un mecanismo rígido de causas y efectos”. Pero yo añadiría que la creación de una naturaleza ideal es un hecho que también se manifiesta tras la Revolución Científica, ya que se construye una naturaleza ideal de comportamiento con la enorme diferencia de que ésta ya no remite a un ente metafísico sino que invoca a una relación de causas y efectos circunscrita al mundo físico.

La segunda conclusión que obtengo de la definición de ciencia de Schupeter gira entorno a la idea de que la ciencia crea “hábitos mentales”. Nada más cierto, con el conocimiento científico se crean unos parámetros de interpretación del mundo, lo cual redunda en la formación de una específica visión del mundo, esto ya ha quedado mentado en el párrafo anterior al señalarse el cambio que se produce con la Revolución Científica. Estos “hábitos mentales” tienen en última instancia un subsuelo básico que se establece a partir de una reflexión epistemológica que florecerá en un complejo de métodos y técnicas.

En tercer y último lugar quiero extraer de la definición de ciencia la idea de que ésta aporta un dominio. La ciencia en última instancia es un mecanismo de poder, pero no tan solo hacia la naturaleza física sino también hacia la naturaleza humana, es decir la ciencia introduce mecanismos de poder en las relaciones interindividuales. Esta idea la encontramos desarrollada con gran profusión y sabiduría en autores como Foucault, y yo la apliqué en el primer artículo publicado en este blog al analizar la emergencia de los psicofármacos.

Pasemos ya a tratar el texto más concretamente. Mención merece la concepción que se toma del concepto conocimiento, resaltando que la finalidad de éste estriba en el descubrimiento de normas o de las “leyes del universo empírico que rodea al hombre”. Lo cual se resumen en una descripción de la realidad concreta que sometemos a análisis. Pero se resalta que el proceso de conocimiento no se puede detener tan solo en el ámbito de la descripción sino que ha se someter la descripción a explicación. Explicación que a su vez necesita ser explicación de la propia realidad objetiva. Con esto se quiere decir que la realidad se explica desde ella misma. Para que todos estos requisitos puedan cumplirse se necesita de la disposición de tener el objeto ante sí, esto introduce la objetividad de la ciencia y es aquí donde creo que se encuentra el punto clave que explica el porqué el autor diferencia entre conocimiento y práctica o cree en la escisión teoría praxis. En la práctica no se puede poseer el objeto tal cual ante ti, el objetivo es proyectivo, es decir es una proyección especulativa que puede ser más o menos acertada pero nunca presente, en la práctica entramos en el terreno de la futurición. Teniendo todo esto en cuenta se ha de señalar que el concepto de conocimiento tal y como aquí se entiende, exigiendo la presencia objetiva del elemento de estudio, no es trasladable a todas las disciplinas, ya que hay campos del saber que tienen la característica de ser eminentemente prácticas, la ética por ejemplo. A su vez señalar que encontrar la realidad objetiva es una tarea de un cariz ciertamente arduo por no decir que imposible.

Nada más iniciarse el Libro I de la Ética a Nicómaco de Aristóteles se dice: “Parece que toda arte y toda investigación, e igualmente toda actividad y elección, tienden a un determinado bien; de ahí que algunos hayan manifestado con razón que el bien es aquello a lo que todas las cosas aspiran” Traigo a colación este fragmento porque Longo identifica que el conocimiento no es un fin en sí mismo sino un medio, un medio hacia la “transformación de la naturaleza humana” ,que dice el autor citando a Engels. Al igual que Aristóteles cree que la investigación es una actividad que tiende a… Longo entiende que el conocimiento es también una actividad que es un medio para…. Es decir podemos señalar que el conocimiento no es un fin en sí mismo sino el medio por el cual crear un campo operativo en el que actuar con certeza, para así manejar las variables sabiendo cual es su enlace y las consecuencias de su enlace. Una vez creado este ámbito de certidumbre podemos actuar en función a un bien determinado que es lo que nos señala Aristóteles. Qué sea el bien es un punto que aquí no nos interesa.

A continuación el autor se embarca en la tarea de deslindar las fronteras existentes entre el ámbito del conocimiento y el ámbito de la práctica, considerando negativo que tales fronteras queden diluidas en una mixtura de conocimiento y práctica. Yo al respecto creo que adentrarnos en el conocimiento sin tener en cuenta su capacidad práctica nos llevaría a la incertidumbre de saber si el objeto que estamos estudiando se puede controlar es decir se puede practicar con él, así que si no tenemos en cuenta el componente práctico en el momento de realizar el conocimiento podemos desarrollar un ámbito de saber que resulta infructífero en tanto no se puede desarrollar. Caeríamos entonces en el terreno de las verdades absurdas. Si bien se ha de señalar que la imposibilidad práctica sobre un objeto de saber se puede deber a la imposibilidad de someter a control la variables interventoras. En este caso estaríamos en el ámbito de la explicación de un suceso ya producido. Teniendo esto en cuenta podemos señalar dos objetos de estudio diferentes, unos en los cuales se conocen las variables que intervienen sin que ésta sean controlables e reproducibles y otros objetos de estudio en los que sí se podría someter a control las variables siendo éstos últimos lo que tienen aferrados en su esencia el ámbito de lo práctico. Aunque también se ha de decir que la no posibilidad de control de las variables puede ser momentánea dado el desarrollo de la técnica, teniéndose la esperanza de que llegue el momento oportuno de desarrollo de la técnica y sí se puedan controlar. Introducimo aquí la idea de progreso la cual tendrán tratamiento en otro artículo.

En último lugar el autor diferencia la acción y la investigación en tanto que la primera es colectiva y la segunda es individual. Señala el autor que “el hombre, animal eminentemente social, puede y debe coordinar su acción con sus semejantes, pero no puede coordinar su pensamiento con los demás”. Yo dudo de esta idea. Creo que el pensamiento tiene mucho de social, y por supuesto también la investigación. La propia elección de un objeto de investigación puede estar demarcado por la sociedad en tanto ésta impone pautas de comportamiento. En segundo lugar si la sociedad produce conocimiento éste es utilizado para el desarrollo de una investigación concreta. Ya anteriormente señalamos el carácter acumulativo de la ciencia, en tanto que ésta en su conjunto es una coherente conjunción de descubrimientos. Y por esto mismo la investigación se desarrolla dentro de un ámbito social que ha creado un conjunto de premisas científicas y por ello la investigación se ha de coordinar con estas premisas ya sea admitiéndolas o sustituyéndolas, en la propia demostración de que una premisa falsa se encuentra el hecho de reconocerla, al igual que para construir puede ser necesario destruir ya que lo construido puede impedir el desarrollo. Esto podemos ejemplificarlo con el paso dado en la Revolución Científica, ésta tuvo que destruir una concepción del mundo, la que se arrastraba desde la Edad Media, para construir una concepción del mundo nueva, sobre la cual nos movemos. Por ello podemos decir que la investigación es tanto social como histórica o que la investigación es social en tanto que ésta es histórica, o viceversa.
Continuaré tratando el tema en sucesivos ártículos y aportaré al final la bibliografía sobre la que he trabajado

1 Comments:

Blogger Javier Vega Gómez said...

la autoría no se ve, pero soy yo Javier Vega Gómez

4:17 AM

 

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